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Luís Agustín Berrocal por Valdepeñas

Luís Agustín Berrocal por Valdepeñas

Queridos amigos,
Si me permitís, como antiguo socio del club, amigo y aficionado al senderismo, me gustaría compartir con todos vosotros mi experiencia este pasado fin de semana por tierras de Jaén, en la Sierra Sur, más concretamente en el pueblo de Valdepeñas de Jaén, lugar que desconocía porque para empezar, Valdepeñas sólo me sonaba a vino, y creía que no existía este maravilloso lugar, residencia de trabajo de una buena amiga que me invitó a estas jornadas que se celebran cada año en los meses de abril y mayo, y va por su cuarta edición ya.
Nos reunimos gente de muchos lugares: Jaén, Córdoba, Sevilla… y uno de Salamanca. Les llamó la atención que viniese de tan lejos y a parte de darme mucha información para vosotros, me dejaron un trato fantástico y buen recuerdo que no olvidaré.
Después de unas siete horas de viaje y más de 500 km, con sus respectivas paradas, retenciones al pasar Madrid, obras en carretera, estirar piernas, etc. llegué a Valdepeñas de Jaén, situada a 34 km de Jaén, en el corazón de la comarca de la Sierra Sur, a una altura de 922 metros sobre el nivel del mar, (casi como nosotros), y con una superficie de aproximadamente 18000 hectáreas de las cuales alrededor de 16000 son de monte. El desarrollo de la localidad es por una economía eminentemente agrícola y ganadera, que se plasma en una rica gastronomía basada en productos de sus ricas huertas, frutos silvestres y setas de monte, carne de ovino y caprino, miel… pero sobre todo el aceite de oliva, que me consta… que me he traído un contingente de barricas… que no veáis como sienta por las noches cuando llego de fiesta untado en pan o tostas... buf… y por la mañana claro... je, je,...

Las rutas son dos días, no se madruga mucho, a las 8 de la mañana, pero combinado con las cenas, fiesta, y luego el tiempo que no acompañó mucho la verdad… fue un poco cansado, pero mereció la pena por todo lo que os voy a contar, y no olvidéis que yo iba de visita también, pero aguanté como un campeón.

Lo primero que llama la atención al empezar las rutas es un paraje que está metido en el pueblo y que fue inicio y paso obligado los dos días de senderismo, es un paraje llamado Las Chorreras, un rincón como os digo que provoca una sensaciones increíbles y eso que no tiene agua, porque eso fue la pena, no disfrutar de sus cascadas, una de 20 metros de altura, saltos de agua, etc.

Llevan tres años sin ella, aún así, su vegetación autóctona en la que abundan las zarzas, hiedras, fresnos, higueras, cedros, sauces llorones, etc., forma un entorno de naturaleza exuberante, precioso.

El sábado hicimos la subida a Ventisqueros y el Peñón del Almacén, un mirador natural que sin duda es lo mejor de la ruta y de las jornadas, por las vistas y la impresión que da al llegar a su cima, impresionante. Lástima del tiempo, pues nos llovió e hizo algo de frío, pero en fin, mereció la pena sin duda alguna. La organización se encargó de repartir pan de Valdepeñas, muy bueno, por cierto, y aceite para acompañar la comida que llevábamos en forma de bocadillos, embutidos varios, ensaladas, regados como no con sus botas de vino, fino, aguardiente, bueno, que os voy a contar, es lo mismo en todos los sitios, otra cosa no. En definitiva, unos parajes fantásticos, con diversidad de árboles, animales, etc. A mí me recordó muchas veces a Las Batuecas.

Recorrimos unos 18 km y después de llegar, ¡calados!, y su correspondiente duchita nos invitaron a una cena donde pudimos degustar a parte del picoteo típico con frutos secos, patatas, olivas, embutido, migas con mezcladas con melón, salmorejo, cabrito.

Después de sus correspondientes copas, bailes y demás jarana, ah! y pocas horas de dormir, el domingo más, empezamos con lluvia la jornada pero fue a mejor durante el día, menos mal, porque eran otros 21 km de ruta, la llamada De Los Barrancos del Tercero a los puertos del Paredón, preciosa igualmente, variedad de paisajes, pendientes, prados, barrancos, arroyos, sendas empedradas, algunos casi inaccesibles, aventura en estado puro. En la mitad de la jornada nos paramos en un Cortijo donde la organización nos iba a obsequiar con una comida, pero antes, quedaban aún algo más de tres horas, eso sí, opcional, porque avisaron que los que no estuviesen en condiciones lo iban a pasar mal y muchos optaron por quedarse en la chimenea y disfrutar de una casa en el campo, etc. Yo por supuesto que no, a mí me gusta acabar lo que empiezo y, aunque el primer impulso fue pensar en los km y horas de juerga acumuladas, del grupo que conocí sólo mi amiga y yo nos pusimos de nuevo en camino, eso sí, llegamos los primeros a la vuelta, ¡pero del hambre que teníamos! Entonces, el jamón, las patatas a lo pobre, ensaladas, el choto y hasta calostros de cabra… nos supo a gloria. Ya para acabar y de vuelta a casa casi todo el recorrido fue en descenso que, no por eso fue menos duro, al llegar, un merecido descanso y charla con el grupo que me pasó a saludar y me dio información para que todo aquél que lo desee conozca y se acerque a este maravilloso paraje. Os pasaré todo para que lo tengáis a mano en la sede.

Yo os animo a todos a conocerlo en alguna salida que hagáis, y este año estáis a tiempo porque en mayo hay otras jornadas y si no, pues otra vez, no tenéis ningún problema porque os pongo en contacto con Paco o con Blas y os atenderán muy bien. Muchas gracias por prestarme atención y darme la oportunidad de contároslo. Un abrazo para todos.

Una cosa más, os paso alguna dirección de interés para los internautas: http://www.sierrasurjaen.com/
http://www.lapandera.com/

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